Cuando hablamos de productividad, pueden ser muchos los elementos limitantes. Uno de ellos puede ser la falta de tiempo (o su errónea administración, o ausencia de establecimiento de prioridades), la desfocalización, la falta de descanso de calidad, perfeccionismo, miedo, idealismo, indecisión, salud, etc.
A título personal pude darme cuenta de que uno de mis problemas respecto a la productividad, a parte de bloquear algún proyecto por no saber cómo hacer algo, es que no era claro cuando hablaba con alguien sobre mi futuro. De forma abstracta y sin concretar lo que sería el proyecto, sobre qué, cómo, o cuándo… dominando así el secretismo (quizá porque en ese preciso momento tampoco lo tenía clarificado).
Una de las soluciones encontradas fue funcionar bajo presión (en el mejor sentido en que podamos entenderlo). Pero sobre todo, en mi caso, anunciarlo, decir qué es lo que voy a hacer y para cuándo. Justamente por lo que hablábamos en este otro post sobre el compromiso.